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Energía
y Congestión

Reflexiones de Amanda Mosler

Poeta & Fotógrafa

Qué es un libro? Lo he pensado por meses y todavía no llego a una respuesta. Cada vez que lo pienso me quedo con más preguntas y no logro definirlo. ¿Un audiolibro o un libro digital es también un libro? Serán posibles otros libros fuera de lo impreso? Lo impreso que se quiere eliminar por el colapso del planeta, por la facilidad de ventas, porque lo análogo es de nostalgic_s.

Imagino que un audio libro o un libro digital nacieron como ediciones impresas y que por las necesidades de l_s usuari_s se convirtieron en su forma final. La única respuesta de lo que podría ser un libro es la comunicación de información a través de páginas, sin importar la modalidad de estas. Tal vez el formato define el límite entre revista o libro, qué define el límite para ser lo uno o lo otro, después de pensarlo supongo que es la intención al editar. La intención de las personas/sistemas/organizaciones detrás de la edición de un objeto con páginas define qué objeto será en el mundo y cómo se comportará al interactuar con una persona. Hay libros de 15 páginas que podrían ser revistas si la decisión del contenido fuera ser una revista.

Al intentar imaginar en qué libros no hemos pensado me surge la duda de los libros que olvidamos, en la rapidez de la edición y las ventas masivas qué libros han quedado en una sola edición y se quedaron en los tinteros del tiempo. No sé qué libros aún no se piensan, el contenido es tan variado como personas existen. Tal vez la reacción, el tipo de interacción no se haya logrado, pero el pensamiento da para millones de posibilidades.




Quiero creer que mi manera de imaginar aún no se limita, pero si lo he notado. Tal vez no por las máquinas, no hay máquina que exista que logre hacerme sentir bien. La interacción humana por su parte si media ese sentimiento. Lo complejo de esto es que la aprobación ajena, gracias a la educación temprana y el imaginario social, parece ser el talón de Aquiles en mi existencia y me veo ejerciendo, creando e imaginando a través de las delimitaciones que otr_s han impuesto, que han mostrado o enseñado. Y esta enseñanza puede ser igual de impactante en la vida real o vida de las redes sociales. No soy muy diferente a una máquina en ese sentido. Me insertan los algoritmos y hago como se me ha dicho.

Me entristece pensarlo e imagino que tal vez las máquinas no son tan diferentes a nosotr_s. Alguien hizo las máquinas, alguien creó la I.A. La tecnología no se manda sola. Todas estas herramientas fácilmente son engranajes ayudantes del poder y el orden social. Se hicieron a imagen y semejanza de cómo debiéramos comportarnos. Por eso es que se prefieren, por eso es que nos reemplazan y atrofian. Confiar en una máquina que socialmente se comporta al ideal y hace lo que le dicen.




Al trabajar con libros parece que mi visión es parcelada, para mi, la relación libro/humano sigue viva, pero no es vital para nuestra existencia. Con solo dos librerías grandes en Temuco, una de una cadena nacional, pareciera que los libros son comodidades que solo algun_s pueden adquirir y que además hacen el esfuerzo de adquirir. Otr_s, guardan dinero para otros intereses, juegos, pc’s, implementos de jardinería, cámaras, skincare, viajes y así. Algunos, lo hacen para libros. Varias personas solo acceden a libros por lo que se les exige en el currículo escolar y/o universitario-técnico. Interactuar con un libro parece un tedio. Incluso personas que compran libros lo hacen desde el desdén y la molestia; me tocó trabajar para San Valentín (que no entraré en el detalle de la festividad) y varias personas en los días anteriores buscaban algún libro “para mi pareja”, “le gusta leer y yo no cacho mucho de esto”, “no me gusta leer pero a ella sí”, “me cargan los libros pero tengo que regalar algo”, “me recomiendas algo que se lleven en esta fecha”, “qué es lo que más se lleva”, claramente mi respuesta no era recomendar poesía.

El libro y leer, requieren de tiempo, la mayor comodidad de la sociedad actual. Ni idea de los porcentajes, pero puedo jurar en sangre que muy pocas personas cuentan con las 3 variables para leer: tiempo, espacio y energía.

Tiempo. Trabajar 10 horas diarias en un mall no me deja tiempo más que para sentarme una hora de esas 10 a comer la comida que debo preparar el día anterior después de las 10 horas de ayer, sin contar con los viajes de ida y vuelta, la poca interacción social que tengo con quienes vivo, mi perra, ducharse y dormir. Se prioriza el descanso.

Espacio. Cuento con la maravilla de tener mi espacio propio, tranquilo pero muy pocas veces ordenado. Asi que me arrimaré a las experiencias ajenas, pocos tienen un espacio propio, si lo comparten se hace difícil dejar –tiempo- para leer, parece ser que siempre hay algo más vital que hacer: comer, alimentar/cuidar/bañar/jugar con l_s niñ_s si están, limpiar, comprar. El espacio físico a mi parecer importa. Si por ejemplo no cuentas con el espacio y quieres/puedes leer en una plaza, biblioteca, cafetería, entra la variable tiempo.

Energía. Esta es la que más me duele, porque lo experimento siempre, quisiera leer y quedarme hasta terminar un libro, aprender, viajar al leer. Pero tomo un libro y a las 5 páginas el sueño me invade. Sobre todo si estoy en mi casa. Trabajar tantas horas de pie, interactuando y lidiando con personas/clientes, ordenar los libros que personas botan, doblan, y dejan en cualquier otra parte de donde lo encontraron, me drena. Y me duele, para mí, los libros son tesoros, los trato con cuidado, sin importar si los he leído o no, si son de temas que me interesen o no. Los guardo, ordeno, aplano, y los dejo donde deberían ir en ese espacio. Pero esa experiencia es la mía. Asi que lo hago, y llego agotada, con las piernas hinchadas, con hambre, a comer y cocinarme para el día siguiente. Veo algo mientras como. Y sería mi día.

Lo que puedo resaltar es la maravilla de los libros digitales, leo cosas fáciles, no me piden mucho de mi memoria o atención, por lo menos los que leo durante el trabajo. Sip. En los tiempos muertos, cuando baja la cantidad de clientes, leo. Leo en mi celular, con la letra más grande, sobre amores imposibles que luego pasan, porque esa es la idea de los libros de romance y fáciles de leer, sabes que al final se quedan junt_s. Me entretiene y me ayuda a concentrarme en algo que sé termina bien. A veces, puedo mirar los libros de la librería, hojear, incluso leer si son cortos. Pero de nuevo, esa es mi experiencia. Pronto empezaré a estudiar y lo más probable es que tenga más tiempo y espacio pero no sé si energía. Tendré que trabajar también los fines de semana (ya empecé a estudiar y a pesar de que llevo poco tiempo, me ha costado adaptarme. En un poco tiempo más veré si cambio mi respuesta).




Los libros, como decía son tesoros. Pero no todos. Trabajando con libros he visto de todo. TODO. Libros sobre nazismo, celebrando el genocidio, negando la dictadura chilena y lamentándose de que haya terminado, que la izquierda marxista haya ganado a la opinión popular con mentiras. Revistas de Axel Kaiser. Libros de mecánica e ingeniería, que no me causan nada. Libros pequeños sobre religión. La biblia. Libros esotéricos sobre cosas que no conozco. Libros infantiles escritos por Youtubers y con un olor a plástico horrendo. La variedad de libros es vasta. Sobre todo, en un lugar donde se comercian y se vende lo que la gente busca, lo que se pide. Al leer por otro lado, selecciono lo que quiero, cosas como las que mencionaba antes, libros de fantasía, los descargo. Para comprar debo conectar, compro libros de ilustraciones, historias interesantes, escritoras mujeres, poesía. Creo que con suerte he leído un poco más de la mitad de los libros que tengo. Pero al leer, es indudable la sensación de transportarse, tal vez lo único que me produce cosas similares es la música y las películas.

Un libro me permite gestionar mis emociones, conectar con seres que de otra forma no hubiesen existido, conocer lugares imaginarios y reales, entender, comprender, viajar. Leer poesía por ej, me permite congestionar el lenguaje, dudarlo, reconstruirlo, usarlo.

No sé si todo libro debiera tener un objetivo, tal vez solo mostrar/comunicar/compartir basta y es más que suficiente como objetivo. Pero las personas sí tenemos objetivos e intenciones, y las personas hacen los libros.